Los libros que nos recomiendan los escritores. Todos los jueves en Cualquiera.

10 de enero de 2011

Por Iván Ferreyra

Viaje al fin de la noche, de Louis Férdinand Céline

Bukowski me dijo que era el mejor libro que podría leer, que la otra obra de Celine era floja. Lo busqué por todas partes, lo encontré en la Galeria Santo Domingo, en una librería donde la gente que se iba a morir los dejaba, como si se desprendiera de lo que más amaba, que no podría llevar hacia la muerte. El libro tenía una tapa blanca, estaba rayado, y cada frase subrayada era mágica, te movía hasta el abismo. Confío en los perdedores que cambian de aire, los que se sumergen en los shoppings a gozar del aire acondicionado, a los Bukowski que encontraban en las Bibliotecas una pieza de descanso, como un turno de hotel en que te chupan la pija hasta que crees en los ovnis. Celine define a las personas, como que ellos necesitan ser muchos para existir, que la miseria es un gigante que se limpia los huevos con la cara de sus feligreses. Viaje al fin de la noche, de Céline. Literatura para los que viajan prescindiendo de lastres, que sólo arrancan. Requiem para un sueño. Winter.


Iván Ferreyra 
Nº2
http://ivanferreyra.blogspot.com/

23 de diciembre de 2010

Por Ricardo Cabral

1027, de Eloísa Oliva (Editorial Nudista)

¿Será el número de la calle en que vivió Eloísa alguna vez? ¿Será un dato biográfico, una cifra encriptada en un tesoro o la cantidad de langostas que cazó en una tarde de verano?
En esencia, los versos de este libro de versos puros, de trazados en el pasto que llevan a la infancia -- pero también a las ramas de hojas secas, al mundo de los grandes --, reberberan en mí como las primeras hojas de Poemas en prosa, de Rosario Bléfari. La reberberancia de la destreza preciosista para hacer de una vida canciones sin estribillo, porque nuestras historias no se repiten, con un gesto amable apenas pueden parecerse un poco.
Hay nostalsong, pero no desmedida como para acabar en un cuento indie remozado. Hay gancho izquierdo para afirmar y exhibir las marcas de una trayectoria de risa y llanto, de montaña y llano: así como el limón encierra / el diagrama del limonero / estoy acá.


Otros recomendados: Poemas con famosos, de Ale Raymond (pipícucú ediciones) –se consigue en las Ferias Libros Son – y MDP, de Alejandro Quesada (editorial www.elfindelanoche.com.ar). 

23 de noviembre de 2010

Por Gabriela Halac

La casa de los Conejos, de Laura Alcoba

“La Casa de los Conejos” es una ficción. “Todo comenzó cuando mi madre me dijo: Ahora, ¿ves?, nosotros también tendremos una casa con tejas rojas y un jardín. Como querías”. La promesa de darle a la protagonista del libro la casa de sus sueños también es una ficción. Detrás de las jaulas se encuentra la imprenta montonera, lugar en donde Laura Alcoba vivió con su madre antes de exiliarse a Francia. Este libro me hizo preguntarme ¿Cuáles son los límites de la política en la vida de un niño? La mesa llena de armas, hace complicado hacer un lugar para tomar la merienda; la madre con el pelo teñido de rojo para dejar de parecerse a la foto que tienen sus perseguidores, ya no es la misma;  un juego  que se convierte en  una forma de constatar que nadie los siga, ¿es un juego? No hay márgenes para el error, y por lo tanto, no hay lugar para el juego. Todo es demasiado serio, y la niña lo sabe. Este libro, reconstruye la historia de  la última dictadura militar argentina, pero lo diferente, lo conmovedor, lo que produce el corrimiento, es que el relato sucede a través de la voz de una niña, la voz  que la historia normalmente olvida,  reduce a la nada, o transforma en una ausencia. Cuando una historia se cuenta los niños ya son adultos o están perdidos. Pero en la historia de “La casa de los conejos” no hay otra historia que la infancia. El cruce  entre violencia política e infancia se vuelve el motor de una tensión permanente que se agrava cuando el lector sabe más que la protagonista. Aparece entonces la posibilidad de revelar esa historia subterránea, los sentidos escondidos en los pliegues de la infancia que quizás son la razón por la que  Laura Alcoba necesita reconstruir con minuciosidad. “La Casa de Los Conejos” es como una muñeca rusa: la infancia vivida dentro de una familia dentro de la militancia montonera, dentro de un país. Las piezas no necesariamente están una adentro de la otra, pero construyen un universo demasiado complejo que se vuelve familiarmente extraño cuando el que cuenta, es la pieza más pequeña y por lo tanto más vulnerable en la lógica de ese universo. El relato transita la experiencia sin artificios, sin giros literarios, en busca  por la claridad y la densidad que puede revelar cada dato.  Cada detalle es tan importante como el suceso político, porque quizás sea n ellos los que revivan la fluidez de ese tiempo. 

18 de noviembre de 2010

Los recomendados de Luciano Lamberti

Luciano Lamberti, autor de "El asesino de chanchos" (2010) recomendó los siguientes libros:

Añadir leyenda
Carrie, de Stephen King
Carrie es la primera novela publicada del escritor estadounidense Stephen King, publicada en 1974. Es uno de los libros más censurados en las escuelas de EE.UU. y la película incluso estuvo prohibida en Finlandia. La mayoría del libro está escrito con una estructura epistolar en forma de recortes de noticias, cartas, extractos de libros, etc.
Sinopsis: El escalofriante caso de una joven de apariencia insignificante que se transformó en un ser de poderes anormales, sembrando el terror en la ciudad. Con pulso mágico para mantener la tensión a lo largo de todo el libro, Stephen King narra la atormentada adolescencia de Carrie, y nos envuelve en una atmósfera sobrecogedora cuando la muchacha realiza una serie de descubrimientos hasta llegar al terrible momento de la venganza. Esta novela fue llevada al cine con un inmenso éxito de público y crítica.


Los peligros de fumar en la cama, de Mariana Enriquez.
Mariana Enriquez nació en Buenos Aires, es Licenciada en Periodismo y Comunicación Social por la Universidad de La Plata, subeditora de Radar y colaboradora de Rolling Stone, La mano y La mujer de mi vida, entre otras revistas. Ha publicado las novelas Bajar es lo peor (1995) y Cómo desaparecer completamente (2004). Los peligros de fumar en la cama fue publicado en el 2009.
Los peligros de fumar en la cama (Emecé) es un libro de cuentos donde lo siniestro es el denominador común. Doce cuentos que exploran la relación con el terror real. “El universo de Enríquez –definió Oliverio Coelho– se distingue por su excentricidad y su precisión aterradora”.


Blog de Lamberti: http://viviendoenacapulco.blogspot.com/ 

9 de noviembre de 2010

Por Pablo Natale

Edwin Mullhouse, de Steven Millhauser 

Millhauser (a quien algunos llaman “el ilusionista”) se propone en esta obra contar la biografía de un escritor precoz, un niño que empieza su obra apenas ha nacido y que muere al cumplir 11 años. Al problema bastante grande de narrar la vida de un escritor que muere en la niñez (lo que hace imposible relatar los momentos de consagración, los romances adolescentes, los viajes, las inseguridades, la relación compleja con la tradición y el mercado) Millhauser suma otro: el relato está contado desde la perspectiva de un niño. Un “niño biógrafo”, nada menos que uno de los pocos amigos del niño escritor. Lo que encontramos en esta novela de Millhauser es, entonces, la biografía imposible de un niño inverosímil contada desde la biografía imposible de otro niño inverosímil. El resultado es ridículo, provocador, divertido y mucho más. En una escena el niño escritor conoce a su “amigo malo de la infancia” (quien le lanza una pedrada directo a la cabeza a una maestra de grado) en otra el niño biógrafo es descubierto entre unos arbustos esperando a que el niño escritor haga algo que valga la pena poner en una biografía. En otra escena, los dos niños deciden la muerte del que escribe, porque no hay biografía sin un artista muerto, se dicen. Lo que parecía un juego de espejos se va convirtiendo, como suele suceder en la narrativa de Millhauser, en un truco de magia que queremos contemplar una y otra vez. Porque no importa lo que existe, sino quienes lo ven. 

tetrabrik.blogspot.com, el blog de Luis Chaves 

Coordenadas: Luis Chaves. Escritor costarricense. Ha vivido en Argentina un par de años. Publicó “Anotaciones para una cumbia” (Eloisa Cartonera), escribió un prólogo ultra-contundente para “Tuca” de Casas y publicó varios libros de poesía, libros que no son fáciles de conseguir. Por suerte, tenemos su blog. Allí pueden leerse ensayos, crónicas futbolísticas, podemos ver videos donde nos comenta cómo es que escribe o porqué escribe o desde cuándo escribe, y podemos leer, además, preciosos poemas: uno de una mujer que piensa en un ser querido que se encuentra lejos, y mira la tele, y mira la casa y nos dice que hay un perro nuevo que la sigue a todas partes, y ese perro no tiene nombre y tampoco (lo sabremos luego) puede desaparecer. O también otro poema, uno de una mudanza que parece no comenzar o no terminar nunca, donde parecería que ningún lugar es definitivo, salvo uno: el estacionamiento donde un auto gira en círculos, hasta que se detiene y leemos: “el cerebro: masa de plastilina / el corazón: dos puertas que sólo saben cerrarse”. 


Natale recomienda, además, Chrono Cross, para la Play Station 1...

28 de octubre de 2010

Por Paula Oyarzábal

Paula recomienda "Obra pictórica y poética" de Emilia Bertolé (Ed. Municipal de Rosario)


Emilia Bertolé nació en El trébol, Santa Fe, el 21 de junio de 1896. De niña fue instruida por su madre y estudió en el Instituto de Bellas Artes “Domenico Morelli” del profesor Mateo Casella. Con apenas 16 años, será reconocida entre los pintores y escultores rosarinos de la época.

En 1927 publica su único libro de poesías “Espejo en sombra”.
Muere, en 1949, a los 53 años, dejando una obra pictórica y poética única en la historia del arte Argentino.

25 de octubre de 2010

Por Eloísa Oliva

Dos libros que me conmovieron, que son a su vez dos relatos iniciáticos.

La montaña mágica, de Thomas Mann

Para leer este libro hay que tener varias horas libres por delante. Es largo, y denso, es una especie de enciclopedia monumental sobre los caracteres humanos, la vida, la muerte, el amor, la enfermedad, la política.

El libro empieza cuando Hans, un burgués austríaco, va a visitar a su primo Joachim a una clínica para tuberculosos. Joachim es un soldado y espera ansioso el alta médica que no llega, no soporta la vida ociosa de la clínica. En cambio Hans se adapta rápidamente y disfruta de esas tardes vacías, de contemplar el paisaje de los Alpes, las comidas en el salón y las charlas con el humanista italiano Settembrini. Al poco tiempo de estar ahí, Hans empieza a sentir un malestar y resulta que también enfermo de tuberculosis. Es una noticia que recibe con cierta alegría, porque se ha enamorado de Madame Chauchat, la de los ojos tártaros que le recuerda a un compañerito de escuela, primer objeto de su amor. Hans observa y disfruta esa vida, que está también teñida de tragedia: cosas como el aislamiento, la muerte de algún huesped, la desparición de un compañero de comedor, los síntomas de gravedad en el propio cuerpo o en el cuerpo del ser amado son cotidianas o esperables.
La montaña mágica es además de la historia de Hans, un documento de una sociedad perdida para siempre, la de la alta burguesía europea de principios del siglo veinte, con sus códigos, sus vicios, reglas, y sus discursos políticos encarnados por los antagonistas Naphta y Settembrini, en medio de los cuales el joven austríaco va moldeando su
propio pensamiento. Thomas Mann demoró más de 9 años en escribirlo, y el libro nació a partir de su propia estancia en una clínica para tuberculosos, acompañando a su esposa, que tenía esa enfermedad.

París era una fiesta, de Ernest Hemingway.

París era una fiesta: el libro póstumo de Ernest Hemingway que recrea su juventud en París, en la época de entreguerras. Un París lleno de escritores, artistas y bohemios, el París de la generación perdida, donde Hemingway recibe su educación sentimental. Lo que más me gustó de este libro fue imaginarme a Hemingway, décadas después de ese momento añorado, en una casa inmensa, bajo el sol de la Florida, pensando en ese estudio sin agua caliente ni calefacción, en un París helado, donde vivió en su juventud. Tomando conciencia de lo hermoso e irrepetible de ese tiempo. El tiempo de su formación como escritor: la pobreza, la convivencia con Hadley (su primera mujer) su hijo y su gato. La amistad con Scott Fitzgerald, la locura de Zelda Fitzgerald, Gertrude Stein, Ezra Pound, Joyce, Sylvia Beach y su librería Shakespeare and company.
Lo mejor de la novela es que la tristeza con la que Hemingway evoca ese momento es una tristeza festiva, como dice el título. Porque eso que está contando es un recuerdo, y si es un recuerdo es porque a fin de cuentas existió.